Este blog está escrito por los estudiantes de 1º de bachillerato B, del IES Carreño Miranda. Esperamos que disfruten con nuestra filosofía.

lunes, 27 de mayo de 2013

Sokushinbutsu


“Muertos en vida”


La momificación ha sido una práctica habitual en numerosas culturas desde hace miles de años. Para ello, se han usado diversas técnicas, pero en Japón, durante buena parte del pasado milenio, un grupo de monjes budistas desarrollaron su propia técnica, con un largo y doloroso proceso que los llevaba a convertirse en auténticas momias vivientes. Éste ritual se aplicó durante casi nueve siglos y podía llegar a durar hasta diez años.
El término Sokushinbutsu significa literalmente “conseguir la budeidad en vida”, los que se decidían a practicarlo, pensaban que era la forma de llegar a estar lo más cerca de Buda posible. El proceso no era practicado por todos y de los que lo realizaban, solo unos pocos llegaban a conseguirlo. No hay que olvidar que todo el proceso es realizado de forma voluntaria por el monje.
En la actualidad se conservan en el norte de Japón, unos 24 cuerpos momificados de monjes, aunque se sabe que fueron cientos los que lo intentaron, muchos no llegaron a conseguirlo y de otros se han perdido los restos.
A mediados del siglo XIX esta práctica fue prohibida en Japón, pese a ello, estos monjes que todavía se conservan en algunos templos son venerados como auténticos budas, quizás como recompensa a todo lo que sacrificaron para conseguirlo.
 
El proceso de auto momificación
. El proceso se dividía en tres periodos de unos 1000 días cada uno:
-En la primera fase, el monje comenzaba una dieta a base de frutos secos, harina de trigo y nuez moscada. Su propósito era eliminar la grasa corporal ya que es lo primero que se descompone tras la muerte. Al terminar esta etapa, eran tan solo hueso y fibra.
-En la segunda fase, consumiendo solo ciertas raíces y corteza de pico. La dieta se combina con un té venenoso elaborado a partir de un árbol. Este veneno tenía el propósito de envenenar gradualmente el organismo para evitar que tras la muerte los gusanos corrompieran el cuerpo. Finalizado este proceso, el monje ya parece un muerto en vida, tan débil que apenas puede realizar tarea alguna.
-En la tercera fase, el monje es enterrado en vida a unos metros bajo el suelo en una caja de madera con las medidas justas para que pueda colocarse en posición de loto. En el ataúd se introduce desde el exterior una caña de bambú para que pueda respirar. La persona hace sonar una campana todos los días para que el resto sepan que continúa con vida, el día que la campana ya no suena, se retira la caña de bambú y se sella la tumba durante mil días.
Pasado ese periodo, se abre la tumba para comprobar si el proceso de auto momificación ha funcionado. Si pese a todos los esfuerzos no ha funcionado, el monje es enterrado con honores especiales. Si se ha momificado de forma natural es colocado en el templo y venerado a partir de entonces como a Buda.
Opinión personal
En mi opinión, puedo entender que para ellos sea una forma de conseguir ser adorados como Buda, pero me parece una barbaridad el tener que pasar unos 3000 días viendo como mueres poco a poco por una decisión propia y teniendo que pasar por esos “auto-maltratos” como el de beber un té venenoso para que envenene poco a poco el organismo.
Supongo que las personas que deciden practicar el Sokushinbutsu, están en su sano juicio cuando empiezan, por tanto, ellos sabrán lo que deben hacer o no con si cuerpo y su vida. Yo puedo dar mi opinión, pero no pretendo convencer a nadie de que no lo haga porque creo que cada uno es libre de tomar sus propias decisiones, es más, no todos los monjes la practican, lo que significa que nadie se siente forzado ni mucho menos obligado a llevar a cabo esta práctica.
 
Andrea López Fernández
1º Bach. B

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