Qué dulce. Eso fue lo primero que pensé con el primer golpe de vista. Qué ternura más salvaje... Qué ojos negros tan profundos, qué bracitos tan pequeños. Qué cosa más linda. ¿No es eso lo que todos sentimos al mirarla? Se despierta en nosotros un instinto que nos enternece por dentro, nos ablanda y nos empuja a dar calor y ternura a los pequeños. ¿Es eso lo que nos hace realmente humanos? ¿El instinto maternal y protector? ¿Es que acaso los animales no cuidan de sus cachorros, no los miman, no los crían? ¿O tal vez es que los animales no sienten esa ternura? ¿Somos nosotros quien queremos actuar protegiendo, o es el instinto quien nos obliga?
Fotografía de Alberto Korda. |
¿Qué es ser humano? En el diccionario, un sinónimo de humano es ser amable, empático y benefactor. Y quiero pensar, si tan humanos somos, si tan increíbles somos, ¿qué hace esta pequeña jugando con un trozo de madera? ¿Por qué ella no tiene para comprarse una muñeca de verdad, y otros, tienen miles de ellas? Esta fotografía plasma la pobreza y desigualdad social que se cierne sobre nuestro planeta. ¿Es igual de humano aquel que piensa que hay personas que no son, si no, animales salvajes e inferiores, que el que ve en su entorno a todos como iguales?
"Llevaba una vida frívola cuando, alrededor de los treinta años, ocurrió un acontecimiento excepcional que transformó mi vida: la Revolución. Fue en esa época cuando tomé esta foto de una niñita que abraza un pedazo de madera a falta de una muñeca de verdad. Me di cuenta que valía la pena dedicar nuestro trabajo a una revolución que proponía suprimir esas desigualdades."
Esas eran las palabras del fotógrafo cubano Alberto Korda, que participó en la Revolución Cubana, un movimiento revolucionario de izquierdas. Cómo no, la política. Detrás de ésta niña también hay política. ¿Es entonces la política lo que nos hace humanos? ¿Quiere eso decir que los primeros humanos fueron los constructores de las polis griegas? ¿Es que a caso las abejas no tienen también una organización jerárquica, una distribución y una sociedad de clases muy marcadas? ¿Es entonces la democracia lo que nos hace humanos? ¿La capacidad de elegir o de tan solo pensar lo que queremos y lo que no, lo que nos gusta y lo que nos disgusta?
Sí, tal vez sea eso. No la cultura, ni los inventos, ni la ternura. Tal vez sea la capacidad de decisión la que nos hace humanos. La que nos hace recapacitar y reflexionar, la mente y la divagación. La distinción entre el bien y el mal, y la capacidad de distorsionar estos elementos. Pero no es tan simple, es mucho más profundo que eso... Tal vez no baste con esta explicación, puesto que... ¿Cuál es el mal, y cuál es el bien, si según a quién preguntemos nos responderá de forma diferente? ¿Seremos entonces ese ápice de arte abstracto que la naturaleza ha querido crear en éste insignificante punto del espacio, como un cuadro de Picasso del que ella misma se burla?
Así pues, defino al ser humano como un ser que ni se crea ni se destruye, solo se transforma como la energía. El ser humano no es bueno ni malo, sino ambiguo. Ni del todo alto, ni del todo flaco, ni del todo espléndido... Pero eso sí, infinitamente estúpido.
Laura Rodríguez Ramos
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