La obra pictórica más famosa del mundo
realizada por Leonardo Da Vinci entre 1603 y 1519, adquirida
por el rey Francisco I de Francia, desde entonces propiedad del Estado Francés
y que actualmente se exhibe en el Museo del Louvre de París, puede ser una de
las obras que nos sirva de referencia para concluir una definición sobre el ser
humano.
La
dama carece de cejas y pestañas mostrando una mirada hacia la izquierda verdaderamente
enigmática. Se cuenta que mientras se la retrataba había gente cantando y
tocando, y bufones que la hacían estar alegre, para evitar una sensación de
melancolía. Este comportamiento expresa sentimiento de felicidad y alegría, las
personas nos sentimos identificados con ello, supongo que cualquiera en su
lugar habría sentido y demostrado una sensación similar.
Las
manos de la Gioconda sobre el vientre hacen suponer que estuvo embarazada, el
gesto que hace es de cariño y protección hace su supuesto hijo.
La mano derecha se posa sobre la
izquierda. Esta postura transmite una impresión de serenidad y de que el
personaje retratado domina sus sentimientos, otra característica propia de las
personas.
Su famosa sonrisa buscaba el efecto de desaparecer al mirarla
directamente y reaparecer sólo cuando la vista se fija en otras partes del
cuadro, por lo que provoca un gran desconcierto. Los artistas como Da
Vinci llevan mucho tiempo estudiando la percepción visual humana. Todos los rasgos que se aprecian
en la obra y aquello que nos causa, tan solo podrían darse en nosotros, los
seres humanos.
En
conclusión, la definición que se podría extraer a partir de esta obra sería así:
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