La Filosofía de José Ortega y
Gasset se asienta en la vida humana y su realización. Funda el conocimiento de la vida
humana como la realidad radical, uno de cuyos componentes esenciales es la
propia razón.
«Yo soy yo y mi circunstancia y
si no la salvo a ella no me salvo yo».
Su corriente filosófica se
encuentra en el vitalismo. Esta corriente se caracteriza por considerar la vida
como centro de cualquier investigación filosófica. Su pensamiento empieza
siendo objetivista y termina con el raciovitalismo, pasando por el perspectivismo.
Para Ortega la existencia está
antes que el pensamiento. Si no existes, no puedes pensar. La verdad consta de
la suma de perspectivas.
Cada humano vive en un espacio y
en un momento histórico que le da unas formas determinadas de ver y de pensar.
Cada persona tiene su punto de vista particular de la realidad. No hay verdades
atemporales, sino distintas perspectivas de la realidad.
Se mantiene distante de
relativismo y dogmatismo.
No puede existir una realidad que,
vista desde cualquier punto de vista, resulte siempre idéntica y esto ocurre igual
con el conocimiento. No existe un punto de vista absoluto.
El Raciovitalismo ocupa la última
etapa de su vida. En ella realiza una crítica al racionalismo y al vitalismo
tal y como se entendían en su época, es decir respecto al yo. El vitalismo
defendía la vida del superhombre y no la de los demás individuos, por lo que no
profundizaba en los conceptos de clasismo, especismo, racismo y sexismo.
Ortega por su parte fundamenta el
pensamiento en la vida, entendida esta como única realidad absoluta, lo que
daría paso a su concepto de "razón vital"
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