"La herramienta, clave de nuestros inventos."
"Las herramientas de piedra
nos ayudaron a llegar a donde estamos."
Sólo hay que ver la famosa escena del hueso que el homínido lanza al espacio en la película El planeta de los simios, para entender y comprender el significado de estas dos frases. Estas afirmaciones dicen mucho más de lo evidente, a saber: es necesario el uso de herramientas, piezas y demás artilugios para la construcción de los llamados inventos. Pero, ¿qué es una herramienta si no la Eva mitocondrial de los actuales artilugios? Eran esas, las herramientas, nuestras primeras divagaciones. El uso de herramientas supone un ejercicio mental, ¿por qué nuestros antepasados comenzaron a moldear las piedras? Y no solo eso, hay millones de descubrimientos que se realizaron a partir de ese gran desarrollo mental: el fuego, por ejemplo, es uno de los que considero más importantes. El descubrimiento del fuego les ayudó a alumbrarse y calentarse en las gélidas noches que se cernían sobre ellos: la luz eléctrica de la prehistoria.
Aunque, posiblemente, el descubrimiento, el invento más apasionante, fue el del arte. El arte de las palabras, el lenguaje, es un punto culminante en nuestra carrera de inventos. El poder comunicarnos como lo hacemos ahora, nace de los aparatos fonadores de aquellos cavernícolas que fabricaban pintura con resina y arcillas, para adornar sus cuevas con detalles de sus cazas, y sus primeras creencias. El desarrollo de la imaginación como tal, es, podría decirse, necesario a la hora de inventar, tanto objetos materiales como etéreos. La magia de la palabra y de la tecnología, nació de un hueso, dominado por un ser compuesto de materia de estrellas.
Laura Rodríguez Ramos.